23 de diciembre de 2009

La poesía en los monologos de Uribe

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¡La calumnia que hipócritamente se esconde detrás de los derechos humanos!



Existe el poeta y el antipoeta. Pero no se apresuren a definirlo. Uribe no es el antipoeta. Álvaro Uribe Vélez y su sequito y respaldo de guionistas y poderosos patrocinadores con la principal herramienta que tienen en su poder como lo es el medio audiovisual, conforman la gran poesía llamada URIBISMO. Ahora vamos a hacer unas aclaraciones sobre coloquios:

Definición técnica de POESIA:

La poesía (del griego ποίησις 'creación' < ποιέω 'crear') es un género literario en el que se recurre a las cualidades estéticas del lenguaje, más que a su contenido. Es una de las manifestaciones artísticas más antiguas. La poesía se vale de diversos artificios o procedimientos: a nivel fónico-fonológico, como el sonido; semántico y sintáctico, como el ritmo; o del encabalgamiento de las palabras, así como de la amplitud de significado del lenguaje.

Aunque yo diría que Uribe es mas que poeta un declamador, vamos a realizar el análisis con la falsa idea de que él mismo es el que escribe lo que dice en sus discursos públicos, por cierto de alto nivel compositivo y cromatismo.

El análisis sobre la oración “traficantes de derechos humanos“ no arroja un concepto oral tácito y explicito, ni mucho menos una definición o información lógica, por lo tanto esta expresión solo puede catalogarse como una metonimia, siendo esta una figura literaria. A este texto Uribe le imprime un ritmo paisa ultra convincente y resulta ser una forma poética de lo mas excepcional.

Miremos otra frase del discurso de Uribe: “Engañar nuevamente a la opinión internacional” De nuevo está de asueto la lógica, pues si hay alguna manera de proteger los Derechos Humanos de una nación es con una Cosmovisión internacional, sin intermediar la manipulación de los medios; su discurso sigue utilizando figuras retóricas fantásticas para buscar la justicia poética.

Ahora analicemos el siguiente fragmento, refiriéndose a la Organización de Derechos humanos Internacional:

“Estamos dispuestos a atender sus criticas, objetivas. Otros países con menores problemas los echaron de su territorio”


Con peripecias irónicas y paradojas Uribe denota una parábola que sigue divagando en el carro del realismo mágico. Aunque tiene un error en la segunda parte (“otros países con menores problemas los echaron de su territorio”), pues aquí describe una metáfora contradictoria que se refiere a los países con dictaduras. Este error puede deberse a la salida improvisada de su guión poético.


Analicemos esta otro párrafo:

“Tratar de devolverle en Colombia al terrorismo el espacio que la fuerza pública y que la ciudadanía le han quitado”

Otra parábola denodada invita con preciosismo a los lectores a valorar a los héroes, a no olvidar a sus salvadores. Con la garra de un excepcional narrador, cual épico chaski o juglar no pierde la línea de su historia hasta el mismo final… “Sacan libros en Europa sobre rumores y calumnias”


Uribe no explica, no es tácito; lo suyo es la prosa y si pudiera la rima. Extiende oraciones hiladas o deshiladas, no importa, por eso se agarra de las metáforas. Quiere y no quiere a nadie y se odia o se quiere el mismo, nadie lo sabe, así actúan todos los poetas. Las palabras son la estructura de su escudo, y su escudo es la gente. La gente que le protege, la gente enamoradiza, la gente inconsciente, la gente que ama, porque el amor es así, ilógico. Porque los banales, sosos, simples y técnicos textos que editan los de Derechos Humanos Internacional no son románticos, no recrean la aventura, la rabia, el sentimiento, el patriotismo. Y sobretodo, no nos hablan al oído, cada día, para recrearnos de que manera se nos quemó la piel.


“”Y El Dragón se hizo arquetipo y el arquetipo pasó a ser Dios””


Juan Jo