28 de diciembre de 2009

Este año tampoco se acaba el mundo

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Como las capas del tallo de un árbol son todos los aspectos de la vida; niveles de intensidad y de distancia; y entre esos niveles se cuelan otros extra-niveles más fuertes o cercanos. Estuve por discutirle a los incrédulos su posición frente a la existencia de otros seres y de otros mundos pero es esta una realidad tan basta y simple que me cuesta el solo pensar en que tenga que defenderla.

El conocimiento a través del aprendizaje nos abre las puertas a una realidad mas difícil y compleja, y es por tanto, que los seres humanos prefieren dejarse llevar por la pereza o recluir la mente en el miedo, no leer mucho mas; ni siquiera historias de ficción y fantasía, las cuales junto a la necesidad actual no están haciendo ni mas ni menos que dar herramientas a la inteligencia.

El ser humano no ha dejado de ser un eterno inventor, esa parte de la mente se desarrolla muy bien; sin embargo tampoco deja de apresarse en cada invento. Y el siguiente descubrimiento vuelve y se topa con la lenta incredulidad como el lerdo obstáculo. Todos los grandes inventos han vivido un nacimiento de plenos tropiezos y han ido demostrando con la vaguedad del tiempo su oportuna creación. Pero ni siquiera el dinero y las religiones son los culpables en este tipo de historia. Hace falta creer en el mas allá

El átomo es activo, una célula se mueve; no olvidemos que los organismos unicelulares o microscópicos no alcanzan a tener ojos, ni manos ni cerebro y sin embargo no dejan de ser vivientes, seres totalmente dotados de vida.

Hagamos un breve repaso: En ciertos momentos de la historia, cuando aun no se poseía el microscopio, el ser humano aceptaba una realidad del mundo comprendida entre algo un poco mas pequeño que la punta de un alfiler y unos cientos de kilómetros en sentido recto de la planicie del mar, en donde finalmente se hallaba “la nada”, el fin. Digamos que la verdad estaba determinada por la capacidad visual del hombre. Hoy por hoy, y gracias a los inquietos y a los virtuosos podemos comprender considerablemente un mundo mas amplio y magno, y matemáticamente podemos “contar” indefinidamente aceptando en este sentido el concepto de la infinitud. Sin embargo muchas cabezas humanas todavía ni se lo plantean y solo se dibujan el vago pensamiento del mundo metalizado que se desenvuelve en las medias pasiones. Los descubridores, los inventores, los deportistas que superan marcas, los millonarios que apartan una cantidad de su fortuna para causas nobles y los trabajadores sociales sin ánimo de lucro siguen siendo un grupo reducido.

¿Porque no lo ínfimo y lo infinito? Internet mismo se hace abierto, infinito e incontrolable en forma y cantidad. ¿Porque no creer en cosas que no asimila nuestra mente? Echemos un vistazo a las tecnologías cibernéticas y audiovisuales y a sus métodos; ¿Son en apariencia lógicos? ¿Qué sabemos los del común de lo que se cuece detrás de las emisiones televisivas, detrás de las trasmisiones satelitales, mas allá de las ondas extraterrenas y supradigitales.

La extensión del planeta y la dimensión física de las figuras de la creación humana aun no son tan grandes como la capacidad del pensamiento, Hay que creer que fuerzas superiores extraterrestres amorfas existen. Hay que creer que la base de la existencia humana es la sociedad igualitaria y su esencia es un amor incalculable. Hay que creer que existe el infierno como contraparte y como contrapeso moral estabilizador de las sociedades. Sin embargo hacen falta golpes de fuerza, como el Big Bang, para estimular la energía y la auténtica creación.


Juan Jo
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