11 de junio de 2008

TIEMPOS DESEADOS, TIEMPOS LEJANOS


Supongamos que llegan los tiempos tan deseados  de paz y tranquilidad para el  pueblo (pero, sobretodo para el gobierno). Hagamos un simulacro de lo que acontecería entonces. 

Exageremos pensando que el gobierno con la ayuda del ejército logre desmilitarizar a la guerrilla de las FARC, o por lo menos desmovilizarla. No  vamos a decir con cual método. Seguramente a estas alturas no habrá desmovilizado a las últimas células paramilitares, ni mucho menos habrá borrado su ideas originales. Mirémoslo de esta manera: la guerrilla cederá por la fuerza o por la negociación y entregará el armamento, no sin embargo, se podrán permitir introducir en la mente de sus líderes y gran mayoría de militantes un pensamiento diferente al que han arrastrado desde su origen socialista, hace 40 años, cuando mataron al Caudillo del pueblo Jorge Eliécer Gaitán. Tendremos entonces el siguiente escenario: Al presidente Uribe Uribe y su séquito investidos de triunfo, a los *corroborados nexos de la familia Uribe Uribe con el narcotráfico en su época en el tintero, a los *corroborados magnicidios por mano de los paramilitares, financiados estos por empresarios colombianos impunes, a unos exguerrilleros, extraficantes vagando en medio de nuestra sociedad, con el pensamiento intranquilo y un millón de esperanzas abonadas con hambre.

Acaso no es bastante pedir para un ser humano lleno de virtudes tanto como defectos como lo es el presidente Uribe Uribe, que al llegar este pleno de paz y tranquilidad tenga en sus manos las mejores ideas? Eso sin contar con qué personajes también, lógicamente virtuosos, va a caminar ese camino. Camino en el cual nos encontraremos una maquinaria corrupta a todos los niveles y en todas las estancias. Concejales y ministros, tanto como contratistas y trabajadores bajo clientelismo en el ministerio de justicia, en el ministerio de desarrollo, en el ministerio de obras públicas, en el ministerio de educación, etc. Tendremos a un señor Presidente que logró hacer declinar a los insurgentes y a los paramilitares como quien “con un grito aterrador acalló una huelga”. 

Pero, claro, después de este golpe de fusil y eliminación del ícono insurgente latinoamericano, volverán a las calles, a sus casas, a sus trabajos, 40 millones de personas que esperarán con una ansia especial los planteamientos del renovado presidente sobre mejoras sociales, económicas, laborales, educativas. De este presidente que al haber allanado la única voz que podía tener el pueblo maltratado colombiano, tendrá sus manos tan ocupadas en la purga de sus estamentos judiciales, fiscales, económicos, etc. Ocupación ya bastante complicada y peligrosa.

Tendremos entonces a una Colombia sin civiles armados en la selva, a unos campesinos ciudadanos volviendo al campo, a una sobrepoblación de reinsertados, la inseguridad en la calle con tendencia al aumento y a una población deseosa de nuevos planes de gobierno, mejoras de la educación, mejoras en los salarios, mejoras en los contratos, aumento del empleo, creación de subsidios, mejoras en los planes de vivienda, etc.

Y tendremos también, valga la redundancia del personaje,  a un presidente Uribe Uribe desgastado y demacrado con una vaga tranquilidad de conciencia por haber evacuado de su país los altos índices de violencia militar.

Y después de todo esto, cuando estemos entretenidos en purga gubernamental y las mejoras sociales del presidente, los guerrilleros en sus casas, los paramilitares en sus casas, los empresarios que patrocinaron los genocidios, en sus casas; en el campo y la selva se habrán quedado los mas inteligentes y despabilados, y es entonces cuando se estarán gestando los nuevos narcotraficantes del mundo; y eso por tres razones fundamentales: primero, que desgraciadamente nuestros suelos son los mas aptos para el cultivo de la hoja coca. Segundo, que hay una inmensa raza latina cultivándose como  los nuevos contactos traficantes en las naciones grandes consumidoras como son Europa y America. Y tercero, no creo que el papel le alcance en su agenda al presidente Uribe Uribe para haber contemplado este tema.

Tanto así, entonces,  divisamos la perseverancia del enorme problema intercontinental, del cual los países mas involucrados se abstraen. Cuando su población juvenil y adulta cada vez mas se hace adicta a elementos como el hachis y la cocaína, los gobiernos de las potencias mundiales todavía miran el toro desde la barrera.

Personalmente, creo que queda poco Uribe para tanto problema, por lo tanto es hora de racionalizar la democracia e internacionalizar el conflicto.

*Hace referencia a las investigaciones y comprobaciones realizadas por entes internacionales como International Human Right, periodistas, fotógrafos y camarógrafos extranjeros.

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